jueves, 29 de marzo de 2012

Reflexiones y letargos


Estitxu • Pamplona

Os deseo feliz día a todos!
Como no, hoy 29 M, sólo puedo hablaros de esta huelga general.

Creo y espero que todo interesado ya este más que informado de todo lo que nos acontece y se nos impone con esta Reforma Laboral, por lo que no voy a dar más datos sobre este delito a los derechos laborales. Sin embargo, me gustaría animar a todos las personas de esta sociedad y como no a los trabajadores/as, a que peleen, a sabiendas que arriesgan. Pero es que, el q no arriesga no gana y el que no hace nada pierde seguro.




Esta huelga de 24 horas prevista por todos,y cuando digo todos es TODOS, no va a funcionar para los que millones de ilusos como yo queremos q funcione. De la misma forma que en ha pasado en Grecia ,por ejemplo, 20 huelgas generales de 24h no han servido para lo que querían. Imaginemos por un momento que esos 20 días hubieran sido seguidos, estoy segura de que habrían conseguido mucho más.

Bueno, aún así no podemos quedarnos en casa mirando el televisor.
Por eso mismo, os invito a que os cuestionéis, hacia donde navega vuestro barco, y hacia donde queréis que se dirija. Tomar el timón de vuestra vida, porque sólo debe ser vuestra.
Si los empresarios se encontraran con el 50% de sus mejores empleados peleando por un cambio, constante y seriamente, los interrogantes serían grandes.

No me gusta calificar de buenas y malas a las personas, pero han sido circunstancias de esta semana las que determinan mi nuevo vocabulario.
Casualmente un gran número de trabajadores falsos que conozco, de esos a los que se les olvida que reciben un dinero a cambio de sus 8horas,  que sólo se quejan diariamente, contagian a sus compañeros de su negativísmo y cogen bajas sin motivos para reírse de sus "tontos jefes" a costa de todos nosotros, tal día como hoy no se atreven a hacer huelga por miedo a que les echen.

Más otro gran número de personas, currelas, serias y responsables cagados por sus deudas hipotecarias y familiares, hacen un gran número de gente que no puede ni cuestionarse hacia donde nos dirigimos y no son capaces de ver (o si), que así el partido ya esta perdido, y de que ese jefe no les va a mandar al paro (si sigue asistiendo) por hacer huelga, va a poder mandarlos por otros cientos de motivos a la calle, nunca mejor dicho, porque sus casas ya serán de los bancos.

Estamos obligados a ser sujetos, como decía Freud, individuos afectados del inconsciente, a no ser nosotros mismos, el yo, ya ha desaparecido. No queremos ser conscientes de esta enfermedad de nuestra sociedad, cultura y civilización mundial, porque el simple hecho de asumir que está enferma, de abordar este malestar, nos hace ver que nosotros somos parte de ello y que también estamos enfermos. Asumiendo que lo que somos; violentos, destructivos, egoístas, consumidores... tendríamos el primer paso para cambiarnos, para cambiar, para CAMBIAR DESDE LA RAÍZ nuestra base, nuestra civilización.

Pero, ante todo, vivan la LIBERTAD DE ELECCIÓN y el RESPETO para todo el mundo.
...



Quiero dejaros unas palabras de Abilio Estévez en los "Palacios distantes"  que espero nos hagan reflexionar.

<Por la alta ventana se deja ver una hermosa luz que es capaz de suavizar la oscuridad de las ruinas del teatro. Caprichoso, impulsivo, el silencio se entroniza, a pesar de que llegan risas lejanas de no se sabe dónde. También se hace presente el fondo de alguna conversación, alguna música remota, el sonido de un televisor. O del viento.

Qué fatigoso, demasiado, sí, demasiado difícil, suspira Don Fuco, habitar el País-del –Olvido, y al propio tiempo luchar contra él, contra el olvido, quiero decir, usted me entenderá, por lago los antiguos, siempre sabios, hacían nacer a Lete, diosa del olvido, de Éride, diosa de la discordia, quien había engendrado además a otros dos hijos, hermanos, por tanto, de Lete: Hipno, el sueño, y Tánatos, la muerte. Como cualquier cosa en este vida, el olvido tiene varias caras. Su voz se deja oír al cabo de segundos con cierto tono lastimoso. En este país padecemos todos los tipos posibles de olvido, ¿no cree? No me he puesto a pensar en eso, responde Victorio, el olvido me parece una solución a los espantos de la vida. No sea vulgar, amigo mío, replica el payaso con disgusto, si algo hay que evadir en la vida es la trivialidad, volvamos al punto de partida: hay olvidos y olvidos, y se ría, sabe que ha dicho una trivialidad. Por favor, no intente ponerse sibilino, exclama el otro, divertido, sintiéndose audaz vulgarmente sibilino. La Sibilia era una mujer inspirada por los dioses, y ría, gracias por el halago, no lo merezco. 

Mira sus manos. Las manos tiemblan, como si en ellas estuviera la solución de todos los problemas. Dije, y dije bien, que hay olvidos y olvidos, y esta frase es una bobería útil, una inteligente idiotez, los olvidos que mitigan el espanto de la vida, uso sus palabras, Victorio, amigo mío, un tanto tremendistas para mi gusto-soy hombre a quien no interesan la epopeya ni la tragedia, como habrá podido comprobar, amo el juguete cómico y el apogeo de la belleza menuda-, los olvidos que suavizan el horror, repito, son no sólo beneficiosos, sino imprescindibles, recordar el Holocausto es, supongo, una obligación elemental, o para expresarlo mejor, civil, puesto que es preciso mantener presente ese horror, entre otras cosas para impedir que se repita. 
Levanta una mano con el puño cerrado y golpea el piso. Luego levanta las manos suaves, como un par de alas blandas. Su cara reluce con una hermosa sonrisa. Recordar el Holocausto es de suma importancia: existe, amigo mío, algo también muy importante, y ese “algo” debe ser no olvidar ciertos placeres, placeres, sí, Victorio, escucha usted bien ese glorioso vocablo, pla-cer (acentúa la palabra, la pronuncia con toda la boca y la lengua, como si la paladeara), a un hombre satisfecho, gozoso, sin miedo, nunca se le ocurriría encerrar al otros, ni robar a otro, ni matar a otro, ¿no le parece?, medite un poco, sin demasiado esfuerzo, no hace falta demasiada voluntad, para que usted compruebe que las razones de esclavitudes, tiranía, holocaustos, asesinatos, represiones, guerras, deben buscarse en la carencia de felicidad, el hombre que busca fascinado el poder, el hombre que ejerce fascinado el poder, y al poder se aferra como a única tabla de salvación, ese hombre, amigo mío, que quiere dominar a otro, que se considera un elegido-de –los-dioses, el que sinceramente crea- concedámosle sinceridad, en el mejor de los casos-, que ha-sido-llamado-para-una-misión-superior, no importa el aspecto que tenga, ese hombre, grandioso o de apariencia insignificante, es al fin y al cabo un desdichado y lo que es peor, esclavo, y hasta un pobre diablo, ¡si no jodiera tanto a los demás! 

Después de esta invectiva, Don Fuco parece ahogarse y tiene un acceso de tos. Cuando puede calmarla, hace flotar por su boca un pañuelo de desesperada blancura que deja en el aire el hábito del buen perfume. Se limpia la garganta. Parece tranquilizarse. Su voz ha adquirido el despejado tono de la familiaridad. 

Un largo silencio se levanta en las ruinas del teatro, en toda la ciudad. Se encoge de hombros. No ríe. La risa tiembla en sus manos, brilla en sus ojos, resuena en sus palabras, recalca la palidez de su piel y de sus labios, y agita, con el viento de la tarde, el escaso pelo gris. Yo no sé si el olvido tiene que ver con el clima, ¿usted qué opina?, pregunta sin que el rigor le interés la respuesta. 
El clima parece siempre la solución más fácil, ¡este calor húmedo, ay, que solo permite echarse en una hamaca, bajo la mata de mango, con la susodicha penca en el vaso de limonada, este calor viscoso que nos sume en el letargo!, ¡letargo!, se diría que la palabra ha sido creada para esta calamitosa isla varada entre el golfo de México y el mar Caribe, pues bien, ¿sabía usted que la palabra “letargo”, así como su parienta “letárgico”, nacen de Lete, olvido, como ya dije?, en algo, amigo mío, debemos coincidir con los jefes de Estado: ¡es preciso recordad!, debió de haber sido Renan, no estoy seguro –usted sabe, el olvido semeja un virus, un maleficio de la sangre-,quien dijo que las naciones se forman con el recuerdo de sus hazañas.>


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