martes, 24 de diciembre de 2013

Radiografías.

Joseph Brodsky dijo: “Hay ciudades que uno no volverá a ver”


Uno no siempre acaba cayendo en la cuenta de que hay muchos versos perdidos entre los muros de una urbe. Y digo no siempre, porque es a menudo cuestión de sensibilidades. Nuestras digo. Porque las ciudades que pisamos ya se ocupan de dolerse y avisar a navegantes. Pienso yo que si muchos versos nacen de las huellas infligidas por otros, no es cosa tonta afirmar que las ciudades que hemos habitado se han ocupado de hacernos saber que estábamos ahí, de una manera u otra. Da igual si fueron décadas o meses. Poco importa si transitamos la periferia o acabamos metidos en su corazón. Si fueron vacaciones o migraciones. Las ciudades estratifican vidas y sentimientios, son así.

Phillippe Santos


Eso pensaron, o eso puedo suponer que pensaron Emily Roberts y María Sánchez cuando decidieron parir Ciudades Esqueleto, un proyecto de carácter poético y fondo multidisciplinar en el que tienen cabida diversas formas de expresión, siempre con el denominador común de la ciudad como entidad absoluta y mensurable. Un esfuerzo que apunta a estudios urbanos desde el subsuelo, o bajo la piel. Un insaciable anhelo en busca de un testimonio que acote el espacio vivido (sufrido)

El proyecto, hijo indudable de nuestros tiempos, y que continúa su inexorable andadura, habla (sobre todo habla) por sí mismo. De manera que, ya que reflexionamos tanto sobre ciudades y actuaciones urbanas por aquí, vamos a ver si decidimos subirnos a la azotea, y otear en busca de lo que es y lo que fue. Y colaborar con alguna aportación, pues también. Quedan muchas ciudades por vivir.

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