Hola a todos, me gustaría haceros pensar sobre la escucha, sobre si escuchamos o no, y si lo hacemos, cómo lo hacemos.
Sí, sé que todos estaréis pensando ¿escuchar?, claro que se escuchar, y no lo dudo, si es que estás seguro de ello.
Os voy a proponer unos juegos que me gustaría que practicaseis conmigo según vayáis leyendo.
1.- Quedaros en silencio, y escuchar, quiero que almacenéis en vuestra memoria tres de los siguientes sonidos que escuchéis.
Muchos de vosotros habréis cerrado los ojos. Muy bien, es normal, nos cuesta menos esfuerzo prestar atención a lo que escuchamos castrando uno de nuestros sentidos. Porque por los ojos escuchamos mucho más de lo que podríamos imaginar y contamina muchas de nuestras escuchas. Y, además de cerrar los ojos, os habréis quedado totalmente quietos, no vaya ser que mi contacto con algo me distraiga y no escuche ¿verdad?, pues siento deciros que por ejemplo los sordos son capaces de escuchar muchas cosas por el tacto y simplemente las sensaciones. Los que no estamos sordos, también somos capaces de hacerlo, pero no le prestamos la atención suficiente.
Bien casi seguro que el primer sonido que habréis almacenado en vuestra memoria ha sido el sonido de vuestro ordenador, el siguiente alguien en casa que ha metido algún ruido, la música de fondo que ya tenías puesta (si es que no la habéis apagado), lavadora o lavavajillas en marcha, algún vecino que tira de la cadena… vete tú a saber, seguro que la lista sería larguísima si uniésemos todos vuestros sonidos, pero mucho me temo que muy pocos os habréis incluido en la lista y estoy segura de que no habéis dejado de respirar y de que vuestro corazón no ha dejado de latir, y de que habréis tragado saliva o os habéis movido.
Este ejercicio es sólo para que nos planteemos cómo nosotros escuchamos principalmente hacia afuera, y prestamos toda nuestra atención al exterior, olvidándonos por completo que nuestro organismo, nosotros, también estamos presentes. No quiero que todos vosotros os volváis narcisistas ni mucho menos, pero sí que os toméis en cuenta y os escuchéis, porque muchas de vuestras preguntas ya se han contestado.
Ahora bien, escuchamos generalmente el exterior, pero ¿de qué modo?
2.- Por ejemplo, os propongo imaginaros el sonido de un trueno, imaginároslo en condiciones, con seriedad.
El mundo a vuestros oídos (Londres)