martes, 24 de enero de 2012

Experiencias de una arquitecta entre trabajadoras sociales


·Elvira. Zaragoza


Proyecto Rehabitat (Zaragoza Vivienda) http://rehabitatzaragoza.wordpress.com/



El objetivo del proyecto, de forma muy resumida, es la mejora de la convivencia y del uso de los espacios compartidos de Gabriela Mistral, en el barrio Oliver (Zaragoza). Las herramientas, los procesos y las acciones han sido muchos y muy interesantes, gracias a los conocimientos, habilidades y visión global de las trabajadoras sociales que coordinan el proyecto. Quiero compartir aquí mi visión subjetiva, fascinada por su trabajo, por sus recursos y por su capacidad de planificación.



Imagen de una de las plazas del conjunto Gabriela Mistral



A grandes rasgos, Gabriela Mistral son casas de ladrillo con vivienda en planta baja, aceras estrechas y zonas de tierra; ropa tendida y antenas. Y grandes charcos cuando llueve. Un lugar sin aparente atractivo, al que ningún visitante de otras zonas de la ciudad se acerca. Un lugar a veces peligroso, manchado por la droga y con altos porcentajes de población marginal. Pero das un paso hacia adentro y comienzas a añadir detalles a esta visión (tan genérica e injusta que se tiene de un extraño), y descubres.
Descubres que los niños aún juegan en la calle. Y molestan a los abuelos que sacan sus sillas al atardecer. Y los gitanos cantan por la noche. Y todos se molestan y algunos pocos se ayudan, porque conviven mucho y muy de cerca (aunque tantos no se conocen…). Y los bancos están llenos de vecinos al caer el sol, ahora en verano, porque además desde ellos se ve venir el autobús. Y la Señora Carmen cogió la batica que se le voló a la Piluca“aaay, si no sería que estiraron”… “que no Pilu, que le pone ustéunas pinzas muy malas”. . Aquí todavía saben hacer suya la calle. Pero cuando quitas la poesía se desnuda la melancolía por una identidad que se desdibuja; un sentimiento herido de pertenencia. Porque hay problemas graves entre algunos vecinos y, como dice mi compañera Elena, “nosotros no llegamos con la varita mágica y resolvemos los conflictos”. Hay personas que están sufriendo mucho desde hace mucho tiempo; y hay quien ya no tiene ganas de luchar. Están cansados de la suciedad, de la falta de respeto, del miedo incluso… de la ausencia de compromisos y convivencia. Y de las goteras en el tejado,  la escalera sucia y los cristales rotos. Existen problemas graves y complejos y gente que ha luchado mucho. Y algunos que aún aguantan.

Por eso se comenzó tratando de conocer en profundidad a los vecinos de Gabriela Mistral y a los agentes y proyectos que allí ya intervienen. Porque (se repite en mi cabeza) no llegamos con una varita mágica para arreglar todo… Comprender la situación actual y cómo se ha llegado a ella es básico para poder tratarla. Con este punto de partida aterrizamos en el proyecto Rehabitat.
Las herramientas utilizadas para esta fase fueron meticulosas y efectivas: encuestas casa por casa, testimonios audiovisuales de cómo se vive  y reuniones con los agentes sociales.  Tras este primer diagnóstico, desarrollado por trabajadores sociales, se elaboran las acciones (fases) del proyecto. Y, a continuación, se presentó en una de las plazas del barrio. La acción sobre los espacios había comenzado. Me emociono al recordar cómo lo hicieron, porque en ocasiones no es fácil captar la atención un vecindario. Prepararon una teatralización, parodiando a los arquitectos -y su forma de llegar a los lugares y pintar todo de rosa-, a los vecinos, a … Y desde el humor acercaron poco a poco posturas, razonando entre extremos y visiones conflictivas. Se supo captar la atención de mucha gente y explicar de una forma clara el proyecto Rehabitat.

A partir de ahí, y durante los dos años siguientes, se desarrolló un plan de convivencia con los vecinos y coordinación con los agentes sociales. Es lo que se denominaron Acciones 1 y 2. Se generaron espacios de encuentro entre los habitantes, que se utilizaban para transmitir valores como el respeto, la limpieza, la responsabilidad… Un taller de alimentación sana, otro de cocina y uno de hogares verdes. Cada vez más gente conocía el proyecto Rehabitat y sus objetivos. Y lo hacían más suyo: se extendía la necesidad y la voluntad de la convivencia. Gente del barrio que nunca había concebido adoptar un mínimo de responsabilidad, que nunca había permitido que una regla ajena entrara en su vida, se enorgullecían de las horas de asistencia que aparecían en el diploma del curso de cocina. Habían acudido con más o menos asiduidad a las clases. Todo estaba delicadamente preparado. Simultáneamente se dinamizaban los espacios comunes, enseñando a los niños otra forma de jugar, sin tirar piedras y sin molestar a los mayores. Estas actividades (Acción 3) se llevaron a cabo durante todo el verano 2010.

Comenzó el proceso de participación, la acción 4 del Rehabitat en el barrio Oliver. Es en este momento cuando entro de prácticas en la Sociedad Zaragoza Vivienda y comienzo a colaborar. La participación, este concepto enarbolado hoy en día como tan necesario, tomó a lo largo del proceso un cariz humano y fascinante para mí. En mis reflexiones  e ideas apoyaba este necesario cambio en el urbanismo, en la ciudad y la política, y conocía experiencias en las que los medios digitales habían posibilitado lo que hace unos años parecía una entelequia utópica. Pero, ¿Cómo hacer posible la participación entre personas sin ninguna educación acerca de lo comunitario, sin voluntad de forma parte activa del barrio, sin conocimientos digitales…? ¿Cómo extraer esa información necesaria, facilitada por la participación, y que nos iba a servir para diseñar los  espacios públicos finalmente? Se organizaron lo que bautizamos como “brigadas”: Una de urbanismo, otra de usos y costumbres, otra de historia y una última de niños.  A través de estos pequeños grupos se recogió el estado actual (brigada de urbanismo), el uso que se da a la plaza (brigada de niños y brigada de usos y costumbres) y los significados emocionales de todos sus rincones (brigadas de usos y costumbres y encuestas), todo ello reflejado en mapas (imagen). Además,construimos una línea temporal con los recuerdos de los más mayores (brigada de historia).

Proceso participativo. Mapas elaborados en las brigadas. 

Con ellos diseñamos los pequeños cambios que se podían ejecutar en las plazas: girar los bancos para que no miren a las ventanas, construir jardineras para colorear el color terroso en que está inmerso el barrio, poner papeleras (que se plantaron con los niños), ensanchar las aceras… se formó un grupo de vecinos, en colaboración con el INAEM, al que se ha enseñado un oficio. Y son ellos los que están realizando las obras.
Cada plaza (son 8 espacios interbloques) tiene su propio carácter. La de la pista es una de las más utilizadas en el conjunto de Gabriela Mistral. A partir del proceso participativo,se detecta que, quizás por eso,es uno de los espacios que más disensiones genera. Hemos debatido la cuestión con los vecinos para encontrar una solución lo más consensuada posible, tanto a su uso, como a su diseño. Y, tras varias reuniones, llegamos a este punto, en el que se ha decidido el diseño y la transformación de la pista en un espacio de juegos, que llevaremos a cabo los mismos vecinos del barrio, utilizando materiales reciclados y aprovechando las habilidades de gentes de aquí y de fuera que quieran colaborar.
La acción se llevará a cabo en dos fines de semana, 28-29 de enero y 4-5 de febrero. Las jornadas serán abiertas a colectivos y personas de toda la ciudad y de fuera de ella.



Os seguiremos contando…

Diseño planteado para la autoconstrucción de la Plaza de la Pista

5 comentarios:

  1. Genial Elvira, muy ilustrativo, valga la redundancia, y muy cierto. Desde luego, un camino a seguir (si nos dejan, claro) En estas actuaciones reside una parte fundamental de la belleza de esta profesión, y de otras tantas a las que afecta de manera directa o indirecta.

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  2. He empezado a leer...y no he podido evita hacer comparaciones con barrios que conozco, no he podido evitar preocuparme por esa vecina a la que se le voló la bata... ni reirme al imaginarme a mi misma pintándolo todo de rosa! Parece un cuento y así puede leerse. Pues bien, todos los cuentos que conozco (llámenme selectiva) tienen un final feliz. Por lo pronto, es viernes marcho pa' Zaragoza. Nos vemos allí. =)

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  3. ¡Totalmete de acuerdo con el cuento! ¡Y de los que enganchan! Una pena no poder ir a ver como acaba en persona, pero simplemente que hayais llegado hasta aquí ya es una esperanza para todos esos rincones grises y vacíos repartidos por nuestras ciudades! Zorionak!

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  4. muy bonita historia :)
    mucha suerte para los próximos fines de semana, ya nos cuentas qué tal salió todo!

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  5. Fue un fin de semana inolvidable. Gracias everybody por el apoyo altruista, así se cambia el mundo poco a poco!

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