Hoy tenemos el gusto de compartir espacio con Stepienybarno, estudio de arquitectura formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó. Estos jóvenes arquitectos, además del blog que la gran mayoría conoceréis, son cofundadores de Sinergia Sostenible y redactores de La ciudad viva.
Los que los seguís, sabréis que aunque llevan poco más de dos años en la red han sido una revelación, ya que tratan temas de actualidad, de forma crítica, pero desde un punto de vista muy cercano. Son observadores del hoy y del mañana, consiguiendo a menudo que nos planteemos las cosas más de una vez.
Aunque muchas veces su tono resulta angustioso (o, como ellos lo llaman, derrotista) los que tenemos la suerte de conocerlos un poquito más allá no podemos evitar verles sonreír cuando nos hablan de lo mal que está todo. Un optimismo camuflado en el que trabajan como hormigas, sin cesar, aportando sin esperar recibir. Son un ejemplo de conexión, un ejemplo de futuro. De alguna forma para nosotros, arkitiriteros que acabamos de terminar o que aún estamos en ello, un ejemplo de vehemencia, en el mejor sentido de la palabra.
De modo que sólo nos queda darles las gracias por compartir.
.......................................................................................................................................................................
Ciudadanía, Espacio Público y Condición Glocal
No es la primera vez que desde Stepienybarno nos adentramos en ese complicado punto de inflexión que se produce cuando el alumno de arquitectura termina la carrera y prepara su desembarco en el día a día de la profesión. Pero hoy, si os animáis, en esta primera colaboración para Arkitiriteros, vamos a dar un pasito más y veremos qué puede hacer cuando ya está en la calle y tiene que entrar en la jauría laboral que se produce a la hora de conseguir un encargo de arquitectura. Tantos años estudiando, tanto dinero invertido por sus familias y, supuestamente, tener un titulo de cierto prestigio, debería dar cierta seguridad laboral o, por lo menos, algún tipo de expectativa.
La realidad creemos que es bien distinta pues a día de hoy, seguramente, estamos hablando de una de las carreras con menos salidas laborales que existe, por lo menos en territorio nacional.
Estés comenzando o no, conseguir hoy un encargo de un proyecto de arquitectura, no es tarea fácil. Como dice un amigo nuestro, quizás “sean tiempos de conformarse, simplemente, con flotar”. Aunque la ilusión es lo último que hay que perder, conviene ser conscientes de cómo está el patio, para no aspirar a logros que, realmente, son imposibles.
La realidad que nos han vendido en las escuelas está bastante alejada de la misma. La enseñanza en la mayoría de las ocasiones no ha cambiado desde hace 20 años, y ni la crisis ni las nuevas formas de habitar están muy presentes en los planes de estudio de nuestras universidades de arquitectura. Los programas de las asignaturas siguen retomando viejos clichés y se siguen proponiendo proyectos de museos y unifamiliares. Creemos que hace falta un cambio de raíz, y que una asignatura que facilité el desembarco al mundo profesional, es más necesaria que nunca.
Pero si, en cambio, seguimos pensando que la salida mayoritaria sigue siendo ganar concursos y conseguir encargos privados para hacer casitas, cueste lo que cueste, vamos dados.
Aun así, seguro que más de uno dirá “siempre quedarán los primos y esos amigos de nuestros padres que nos han elogiado sin cesar durante la carrera.” ¿Alguno de ellos querrá hacerse algo? Seguramente quieren, pero… simplemente no tienen dinero. De hecho, si tienen algún euro guardado en el calcetín, vemos complicado que sea empleado para pagar los justos honorarios del arquitecto. De hecho, es probable, que le intenten dar la vuelta a la tortilla y “ya que el joven arquitecto está empezando casi que le hacemos un favor dejándole que coja un poco de experiencia”. En cuatro días nos van a pedir pagar por proyectar, y si no, al tiempo.
De hecho, lo de pagar es lo que no te quita nadie. En cuanto levantes el dedo avisando que ya eres uno más del colectivo y tienes intención de firmar cualquier cosa, cuando menos tendrás que preparar un montoncito de euros para la hermandad (equivalente a la seguridad social), otro para Asemas (para que duermas tranquilo, en caso de que construyas algo), otro para las cuotas de colegiación y, si te animas a ponerte en condiciones, no te olvides de prever los gastos del estudio, alquiler del mismo, material, equipos y demás zarandajas.
Solo echar cuentas de lo que supone subir la persiana cada mes, ya puede quitar el hipo a más de uno. Todo un festín para los tiempos que corren. Pero si en vez de esta opción, buscas trabajo en algún estudio, puede que tengas suerte o puede que no. De momento, es fácil que te ofrezcan trabajar miles de horas por una cantidad más bien módica. Demasiados estudios tienen malas costumbres. Como comenta Kazuyo Sejima, “trabajamos quince horas al día. Comemos, cenamos y, a veces, dormimos en el estudio”, con la sospecha puesta en que este plural, más de una vez, será un plural mayestático. Aquí también son tiempos, realmente, complicados. Así que, si viendo cómo esta el percal, finalmente te animas a seguir estudiando y “durante los años de crisis hacer algo de provecho”. Pues más dinero al canto. Verás un maremagnun de Masters que pueden costarte desde módicas cantidades hasta varios miles de euros al año la broma.
Pero bueno, os extrañará que no hablemos de promotores. Seguro que sí. Pues no lo hemos hecho, ni lo vamos a hacer, porque entendemos que, por lo menos, en los próximos años van a estar bastante contenidos, y lo poco que hagan lo harán con arquitectos de su confianza.
Por todo ello (y mucho más), pensamos que en las escuelas de arquitectura se tiene que abordar el tema de lleno. Por un lado, realizando un cambio de mentalidad en el pleno de las asignaturas, no podemos seguir haciendo solo edificios públicos (tipo icono) en la asignatura de proyectos. No se puede seguir dejando a los alumnos al borde del precipicio para que se las apañen como puedan. Si no somos capaces de darles un paracaídas, por lo menos enseñémosles a construirlo. Como nombre, para esta asignatura de la que hablábamos al principio del artículo que ayude en el desembarco profesional al joven arquitecto, no vemos mal el título del post de José Javier Quintana: ¿cómo ser arquitecto y no morir en el intento? Así que, esperando el apoyo de más de uno, la proponemos como materia de estudio obligatoria (pensada como un manual básico de supervivencia), y, por supuesto, sin ninguna pretensión de ser una “maría”. A su vez, damos por hecho que nuestra petición no va a ser tomada muy en cuenta, pero bueno, así entre nosotros… ¿creéis, realmente, que se pudiera incorporar en los nuevos planes de estudios de la carrera?
Si veis que hemos sido demasiado derrotistas, hacérnoslo saber y estaremos encantados de que nos deis una visión de la jugada un poco más alegre para que entre todos podamos levantar un poco el ánimo!
Autores de la entrada: Stepienybarno
* Este artículo ha sido escrito con carácter divulgativo y sin ningún tipo de ánimo de lucro. Así que si te apetece compartirlo en cualquier otro medio, estaremos encantados de que lo hagas siempre y cuando cites el lugar donde lo has encontrado.
*Stepienybarno está formado por Agnieszka Stepien y Lorenzo Barnó. Nuestra actividad se sustenta en tres pilares básicos: la investigación, la publicación y la redacción de proyectos de arquitectura.
A su vez, somos socios cofundadores de SINERGIA SOSTENIBLE y redactores de LA CIUDAD VIVA.