jueves, 28 de julio de 2011

¿Cómo se usa una playa?

Pablo Iranzo + José Contreras · Málaga



En estos días de verano, los medios de comunicación y amigos a través de las redes sociales, nos bombardean continuamente con imágenes típicas de estas fechas en las que la toalla y la sombrilla de playa sobre la arena forman el “fondo de pantalla” perfecto para todas éstas instantáneas. Al final, la percepción de la playa está muy estandarizada por el gran público y por el veraneante que observa las mismas imágenes una y otra vez.



 Sin embargo, es a los que tenemos la suerte de tener la playa cerca, a los que nos llama la atención 
los cambios que se producen en dicho paisaje a lo largo del año. Es aquí cuando nos surgió la cuestión que se plantea.
¿Qué es una playa? Y sobre todo, ¿Para qué la usamos?




En el punto de incertidumbre que separa la tierra del mar aparece ese espacio tan significante como significativo de todo lo que tiene que ver con el ocio, la evasión de la rutina diaria, la contemplación, el descanso, etc…

 El aprovechamiento que hacemos de éste espacio está condicionado inconscientemente por una sectorización de usos que marca las pautas del lugar. El dónde se pone la sombrilla, dónde se toma el sol, dónde se juega a la pelota, dónde se juega a las palas…todo ello se regula automáticamente dependiendo del tipo de playa, del tipo de arena, de la densidad de uso, de las convenciones sociales de conducta, etc… Todo ello dejando al margen las “Ordenanzas Municipales de Uso y Aprovechamiento de Playas” o la “Gestión del uso y explotación de playas”, que poco tienen que ver con los factores tanto de naturaleza incontrolable como antropológicos que se generan espontáneamente en estos lugares para su colonización efímera.
Llegados a este punto seguimos con dudas y abrimos el debate, ¿Cómo se usa una playa?

3 comentarios:

  1. Desde luego es un tema merecedor de un extenso estudio antropológico. Creo que, además, especialmente en países mediterráneos, la playa en vacaciones es un concepto arraigado en nuestra naturaleza, con unas características y ecosistemas humanos propios (y que a menudo hemos parodiado) Como esa imagen del pícaro español. Pero, al igual que éste, será sano mantener el resquicio cultural? Deberíamos evolucionar?

    Creo que en realidad, el uso de la playa es puro y duro hedonismo.

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  2. Creo que la masificación de las playas es lo que implica el orden. En cuanto el número de personas usuarias de dicho espacio excede un determinado número el orden es una necesidad de convivencia. Sin embargo, el intento de control excesivo por parte de las administraciones públicas mediante las normativas la mayoría de las veces coartan la libertad de uso. Y me vienen a la cabeza ejemplos que he podido contrastar en persona, como por ejemplo, ¿por qué en las playas de Tarifa se puede acceder con tu mascota, en su mayoría perros, mientras en las costas de málaga está prohibido? Es solo un ejemplo que evidencia la incongruencia de las normativas respecto al uso instintivo que hacemos de los espacios públicos.

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  3. desde mi retiro veraniego en playas de piedra de la provincia de castellón, aquí va mi respuesta:
    las playas se usan como te dé la gana mientras no haya policías cerca. qué es eso de no jugar a las palas, de no jugar a pelota, de no traer tu perro, de no comer, de no beber, de no hacer pis? por-fa-vor, seamos humanos, que lo somos, y aparte de estrenar bañador e intentar apretar la barriga durante tres horas seguidas, dediquémonos a cosas más alegres.
    la verdad es que las playas son algo muy nuestro (somos mediterráneos, de hecho), así que reconquistémoslo.

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