domingo, 27 de marzo de 2011

Vamos a hacer la calle


Diez de marzo

Sol de primavera, tapas, conversaciones y risas antes de la clase de las tres...

Quién iba a imaginarnos de vuelta al cabo de unas horas, con las manos llenas de pintura –que se esconde bajo las uñas- y otra visión de las cosas; una nueva percepción, un nuevo modo de hacer que se acopla con disimulo en la mente como una idea genial.

La acción urbana ‘Vamos a pintar la calle’ se estaba desarrollando a veinte minutos físicos de la Escuela, en la avenida Jose Sebastián Bardarán (Polígono Sur).

El panorama era una imagen magnífica de niños por el suelo, armados con sprays de colores y mascarillas, o frotando un rodillo enérgicamente contra el pavimento (quién no quiso hacerlo alguna vez) para llenar algunos espacios de su barrio con sus juegos infantiles; por aquí un tres en raya, hacia acá una rayuela, por allá unas damas, y un poco más alejado un twister, una minicancha y cinco líneas que sirven para echar unas carreras.

Por el suelo, la algarabía. Pisadas que se entorpecen y empujones por ser el primero en pintar dejan como conclusión lunares de los colores más vistosos. El espacio público está lleno de vida. Son los niños quienes lo desconfiguran, lo desmontan, lo regeneran y revalorizan en una secuencia en la que los adultos sólo miran con envidia.

Esta acción, entre otras, se desarrolla dentro de un anteproyecto (como ellos denominan) un poco ‘particular’. Una iniciativa del estudio Factor-ía y el equipo de [espacioelevadoalpublico],que fomenta la implicación vecinal y la recuperación de ciertos espacios degradados, en este caso, a partir del juego de los más jóvenes.

http://vamosahacerlacalle.blogspot.com/

Al llegar parecía difícil introducirse en la vorágine de actividad que aquellos niños generaban, con sus gritos, sus carreras y ansiedad por dejar grabada su marca, pero rápidamente hacían al visitante partícipe de todo aquello.

De vuelta, por los pasillos de la Escuela, unas medias negras accidentalmente llenas de spray amarillo limón parecían nuestra bandera de guerra, el gesto que asegura que el día había sido mucho más fructífero de lo que las dos esperábamos.

¡Ojalá hubierais estado todxs para compartirlo!

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