lunes, 14 de marzo de 2011

POSTALES DESDE BARCELONA · Historias de 2 locales convertidas en turistas


Lo estuvimos tramando durante años. Fue con Mónica.
Los días que decidíamos que no era día de ir a clase.
Salíamos de Elisava (c.ample)  con nuestros cascos y esa moto con complejo de carromato y subíamos por las Ramblas dirección al jardín del Eina (pg sta. Eulalia).
Una vez allí tramábamos el plan de transformismo.
Nos convertiríamos en turistas venidas del norte. Turistas en nuestra propia ciudad.
Serían 5 o 6 días.

La idea era salir del aeropuerto del Prat.
Maleta en mano y actitud en mente.
No sería un turista caricaturizado. No.
Seriamos nosotras mismas pero con la mirada mutada.
Queríamos saber que escribiríamos en nuestras postales de mujercitas de 21 años a nuestros amigos y conocidos. Practicar el extendido deporte del antropólogo de pacotilla. El turista que concluye y comparte conclusiones.

Para empezar el metro nos conduciría hasta algún hostal del centro y desde allí erradicaríamos de nuestra ciudad-turista al resto de Barcelona.
Lo que no es centro no existe y si algo no estuviera en el centro, simplemente nos sumergiríamos en las entrañas de algún metro y emergeríamos para ver, fotografiar y volver.
Explicaríamos que Barcelona es una ciudad estrecha, de callejuelas y edificios antiguos, con bares en cada esquina y gente descansando a todas horas.

Pasearíamos por Las Ramblas alucinando con los quioscos de animales y explicaríamos en nuestras postales que se venden conejos y gallinas en medio de la ciudad.
Que en Barcelona se baila mucho flamenco y que hay una señora de 65 años (creo que ahora ya debe tener 80) que lo baila por las calles aderezada con un radio-casette y unas castañuelas.

Contaríamos que aquí la gente sale todos los días. Que hay fiesta cada noche y presumiríamos valientes de nuestra aventura por el barrio Chino.
Que estuvimos en un bar, en una calle de prostitutas (en la ciudad esta lleno –adjuntaríamos-), que se llama Marsella. Y que bebimos absenta y conocimos a unos chilenos que nos llevaron a un local. Que el local se llamaba El cangrejo y que allí la jefa con unos labios de 10 cm. de grosor era un hombre transformado o una mujer muy varonil. Que todo el mundo cantaba y que luego acabamos en un bar con un gato en la barra, donde regalaban palomitas y había una gramola de las antiguas.

Dormiríamos felices y contentas y nos despertaríamos bien dispuestas para seguir ruta. En las mochilas, las cámaras, el dinero, un mapa y bañador con toallas.
Desayunaríamos en un bar y en una nueva postal explicaríamos que aquí la gente no habla inglés y que aunque ayer encontramos a mucha gente simpática, el catalán no es muy abierto.
Nos iríamos en metro a visitar la Sagrada Familia y después de una cola de 6 horas compraríamos contentas algún souvenir en la plaza de enfrente y volveríamos corriendo a nuestra Barcelona real. Al centro.
Bajaríamos al mar pasando por el Born y comentando un “que barrio más genial todo son tiendas de diseño y hombretones de buen ver” y nuestros ojos no verían que de colmados no quedan ni dos y que las papelerías ya no existen.

Llegaríamos al mar y, en la playa, chiringuitos y cervezas.
Dejaríamos las bolsas y nos iríamos a bañar.
Y entonces, nos robarían.
Indignadas y decepcionadas volveríamos al hotel y tristes, desde la habitación, concluiríamos que en Barcelona, son unos ladrones. Pasaríamos la tarde entre llamadas y transferencias y llegaría la noche.

En la habitación cenaríamos de bocata y asomadas al balcón, fumaríamos cigarritos y sacaríamos conclusiones.
“Barcelona es bonita” “Si si, pero es un caos y está sucia” “Ya bueno, pero yo viviría aquí un tiempo. Viven más relajados que en nuestra ciudad y hay mucha más libertad. Puedes hacer lo que quieras”” Si es verdad, pero yo me cansaría. No hay parques y además el catalán…” “Ya si… lo del catalán es un palo. Ya me dirás de que sirve” “No sé, yo creo que la ciudad está bien pero venir de fiesta unos días y volver a a casa”” Si, es verdad….” (silencio).


Nunca llegamos a ser turistas en nuestra propia ciudad pero yo sigo imaginando. Ahora que han pasado unos cuantos años y que la ciudad es más turista que nunca deberíamos resucitar al proyecto perdido aunque las mochilas quizás serían maletas, Mónica adjuntaría dos hijos y a Jesús y quizás hasta nos encantaría el Bus Turístic….



Clara Nubiola










7 comentarios:

  1. Buah!! que ganas de hacer eso!!! seguro que os lo pasasteis genial!!!!!!...qué ocurrencia esa la de ir haciendo el pino por tu propia ciudad y verlo desde un pto de vista tan opuesto...complicado pero muy interesante!!!mañana mismo correré el encierro por la Estafeta...y me compraré churros en la Mañueta...después me mandaré una postal del Camino de Santiago y me invitaré a venir.
    Muy chulo Clara!

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  2. Pues sí, da un poco de penita que Barcelona sea cada vez más turista, pero yo aún sigo disfrutándola un montón cuando voy de tiempo en tiempo, supongo que será porque tengo amigos allí, y eso me hace ser un poquito menos turista... y además, el catalá m'agrada molt!!

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  3. Me ha encantado la vivencia desde los ojos de un turista... como yo. )
    Espero conocer la otra barcelona por vuestros ojos de "locales".

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  4. La verdad es que a mi la ciudad me gusta y mucho .... es la mía y de aqui no me mueven y creo que por eso me altera verla tan sobreexplotada tan rellena de autobuses, cámaras de fotos y grupos de adolescentes que aterrizan aqui como quien lo hiciera en port aventura*

    no se, el turismo que teniamos antes, el tranquilillo, el invisible, los extranjeros que vienen a vivir aqui. es otra historia. eso llena, no vacía....

    Un saludo y contenta de que haya gustado.

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  5. XDDD Turista de tu propia ciudad...con esto se pueden conseguir 2 cosas,sentirse orgullosa de la ciudad en la que vives y descubrir que no la conocías tanto como quisieras llevándote alguna que otra grata sorpresa...
    Alguna vez os habeis quedado a cuadros cuando alguien de fuera os ha contado algo que no sabíais??y deberíais saber?
    Tengo que hacerlo...cámara en mano,sin mochila(pero sí con ese bolso especial que tiene más fondo que el de Mary Poppins) y así cuando vengan a verte esos amigos a los que siempre hablaste de tu ciudad,no se te quedará nada en el tintero excepto ese rinconcito que aparecerá mañana...y que solo tú con ganas de seguir descubriendo el lugar que habitas llegarás a conocer día a día...
    Se nos acumulan las excursiones!!

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  6. Me he sentido más Clara que nunca, Clara.

    Todos hemos sentido esa Barcelona, que te enamora y te rechaza.
    Gran experimento sociológico.

    Yo estoy muy agradecida a esa ciudad, que me ha enseñado sus otras caras de la mano de Miren y compañía, ahora también Clara.

    Barcelona y Clara, descubrir nuevos rincones que estoy al caer...

    Clara de las Antípodas!

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  7. Clara de las antípodas y Erika!
    Que bien suena ver que lo escrito despierta cosas.... aix.... esa Barcelona! lo mio es amor y odio!

    Me encanta el bolso de Mary Poppins...creo que yo lo usaría para robar farolas, quiscos y bancos de los viejos para llevarmelos a casa*
    Estoy de acuerdon contigo con lo de no olvidarnos de mirar a nuestra ciudad con ojos de turista, pero creo que más que a esas dos jovenzuelas de 21 añitos emocionadas con el Raval, yo intentaría, intento ser la turista "intrépida" la de los otros barrios, los otros bares, los otros lugares.
    Ahi estan los verdaderos tesoros (aunque suene a cursi).

    Clara de las antípodas tienes que venir a visitarnos! te debo una ruta de periferias de 4 días con miren en la mochila*

    saludos!

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