¿MÁLAGA NUESTRA?

Con el siguiente post, tratamos de acercaros la ciudad de Málaga a través de su historia, y de los aciertos y errores que han ido generando su estructura urbana actual.

Desde su fundación por los fenicios en el siglo VII a.C., Málaga se presenta como una ciudad en continua evolución. Por sus tierras han pasado gentes de todas las culturas y nacionalidades que representan la intensa actividad en la que la ciudad se ve inmersa en la actualidad.

Muestra de ese intenso fluir de culturas es el múltiple legado arquitectónico/cultural con el que la ciudad cuenta: Teatro Romano (s. I a.C.), puerto de Málaga (s. X), Alcazaba (s. XI), entramado árabe del casco antiguo de la ciudad, Castillo de Gibralfaro (s. XIV), Palacio de Buenavista (s.XVI), Catedral (s.XVIII), Calle Larios (s. XIX), y un sinfín de diferentes arquitecturas  que se han ido generando y relacionándose entre sí, para dar lugar al rico trazado urbano con el que la ciudad cuenta.



No podemos entender la ciudad sin el medio físico que la acompaña. La ciudad tiene su origen en torno al puerto (al mar), al río y al monte Gibralfaro.

Estos elementos se convierten en elementos protagonistas, sin los que sería inconcebible la ciudad, que han condicionado su crecimiento, y que forman parte de ella desde su fundación.

Sin embargo, la historia reciente no se muestra tan atractiva como la pasada. A finales de los años 50, con el inicio del espectacular desarrollo turístico que iba a tener la Costa del Sol, Málaga se convertiría en un importante polo de atracción, lo que daría lugar a una llegada masiva de inmigrantes que provocaría un importante auge en el sector de la construcción y un descontrolado crecimiento urbano (años 70).

Eje Ctra. de Cádiz (eje expansión a partir de los años 60)

Los elementos principales que caracterizarían el desarrollo urbano son: la producción masiva de polígonos con bloques de vivienda de tipología exenta que se extienden de forma desordenada por toda la ciudad, confusión y mezcla de tipologías y alturas; renovación urbana indiscriminada con una notable mutación morfológica; falta de infraestructuras y equipamientos colectivos; deslocalización de la centralidad urbana, deterioro de los barrios populares y gran crecimiento del chabolismo; y al fin y al cabo la focalización de la economía urbana, con un gran peso del sector de la construcción.

Ésta es una parte de la historia de la ciudad, no menos importante que la correspondiente al pasado más lejano, que arrastramos hasta la actualidad y difícilmente solucionables si no se realizan las renovaciones completas de dichos tejidos urbanos.

Por ello, consideramos que estos errores urbanísticos que se cometieron en los años sesenta, como consecuencia de los diversos momentos de expansión urbana, nos dieron una gran lección sobre como no había que hacer las cosas.

En la actualidad, a nuestro entender, Málaga tiene unas graves carencias de infraestructuras. El centro de la ciudad está siempre colapsado, no se cuenta con suficientes vías de entrada y salida. El transporte público es insuficiente para el número de usuarios que cada día mueve la EMT; eso en cuanto a sistemas de movilidad, porque otros asuntos casi no merecen la pena ser mencionados. En fin, carencias que poco a poco parece que se están intentando cubrir.

Por otro lado, se está potenciando en exceso el uso del centro histórico. En una ciudad con una población tan elevada, y relativamente repartida, creo que se deberían potenciar nuevos núcleos de actividad en los lugares de mayor aglomeración de habitantes y reactivar así ciertas áreas, en vez de entender el centro antiguo como único.

No se puede concebir que en una ciudad cuya mayor aglomeración urbana se encuentre en un extremo, el eje de carretera de Cádiz, se entienda el casco antiguo como único centro cultural, de ocio, comercial, de trabajo, etc. En nuestra opinión, se debería potenciar la creación de un mayor número de centros estratégicos de actividad que contribuyesen a convertir Málaga en una ciudad más sostenible y descongestionada.

 

En cuanto a calidad arquitectónica, parece ser que a pesar de haber sido el motor económico de Andalucía con nuestro principal sector productivo: la construcción, somos también la ciudad andaluza más maltratada en cuanto a arquitectura se refiere, o una de las que más.

Parece curioso el asunto. Ya no sé si se trata de un problema especulativo, promotores que han tratado de abaratar tanto los costes que han provocado el panorama arquitectónico con el que nos encontramos, que no hablo ya de panorama urbano… O bien es un problema, de la urgente necesidad que tenía Málaga de contar con una Escuela de Arquitectura; pues ahí tenemos el ejemplo de Granada, si bien su desarrollo urbano en los últimos años no ha sido tan acusado como el que ha tenido lugar en Málaga, la calidad de su arquitectura es más que evidente en comparación a la nuestra.

Conclusión, después de todos los temas expuestos, consideramos que Málaga es una ciudad “collage”, producto de sus gentes, de la cultura de la que se ha ido contaminando a lo largo de su historia, del “boom” del turismo, que desde mediados del siglo XX no ha parado de crecer; de los errores y aciertos que han contribuido a su mejora, y de la variedad de tejidos urbanos que la forman. Todo ello ha hecho de Málaga, una ciudad abierta, sin prejuicios, y en continua evolución, capaz de asimilar los cambios que se avecinen.