LA VEGA_ Granada

Hola, gente!! Mi primer post, qué emoción...

Para hablaros de Granada, se me ocurre que lo que más me apetece es contaros mi PFC. Acabo de empezarlo, y estoy bastante emocionado, la verdad. Ya se te quitarán las ganas... pero de momento, aprovecho, que ahora estoy en la parte bonita; aunque maldeciré mi estampa cuando me toque hacer cálculos estructurales. En fin...

El tema que he escogido se llama "Ciudad creativa en la Vega", y trata la dicotomía campo-ciudad, en el caso de Granada, y sus conflictos; la necesidad de expanderse o no, de conservar la Vega o no... Estupendo, porque básicamente puedo hacer lo que me de la gana.
Para los que no la conozcan, la Vega de Granada es (prometo con copiar de Wikipedia) el territorio que se extiende desde Granada capital hasta Loja, más o menos, a unos 50 km al oeste. Dicen que es una de las más fértiles de Europa, y que a los agricultores de fuera se les cae la baba cuando cogen un terrón. Y sin embargo, cada vez hay menos gente que se dedique a cultivarla. Desde hace años no es rentable, y los hijos de los agricultores se han ido dedicando a otras cosas, así que los propietarios han preferido esperar a que algún plan recalificase su tierra para poder venderla.
Bueno, esto seguro que ha pasado en muchos otros sitios, pero creo que pocos tienen el valor patrimonial, cultural y natural de la Vega. Es imposible para mucha gente imaginarse Granada sin la Vega. Los árabes supieron apreciar todas sus posibilidades, se apropiaron del paisaje y lo modificaron, lo llenaron de acequias y molinos, trazaron los caminos, levantaron casas de aperos. Casi todos los pueblos de la comarca tienen un nombre de origen árabe. Los cristianos construyeron cortijos, pero respetando todas las infraestructuras anteriores. Y a principios del siglo pasado, al comenzar a cultivarse tabaco y caña de azucar, aparecieron tabacaleras y azucareras, fábricas hechas de ladrillo preciosas.

Todo este patrimonio ya se supo apreciar en los años 70, una vez la vega dejó de ser tan rentable como antes (aunque los cambios en el mercado siempre habían provocado crisis en los cultivos y en los agricultores) y se empezó a mirar más como paisaje como territorio productivo. Se trazó un plan de protección de la Vega, supongo que previendo los ataques especulativos que vendrían más tarde. Fue un plan más ambicioso que efectivo; poco más tarde, en los 80, se redactó otro plan mucho menos proteccionista que el anterior, para que todos los pueblos del cinturón de Granada pudieran crecer. Todos estos pueblos, que antes vivían de la agricultura, pasaron a vivir de la construcción. La gente que hasta entonces había vivido en la ciudad empezó a mudarse al campo, con la promesa que tendrían todo lo bueno de ambos. Su chalet con jardín y piscina a sólo cinco minutos de Granada. Y estos pueblos se convirtieron en barrios dormitorio, porque claro, la gente tenía que seguir trabajando en Granada. Obviamente, esos cinco minutos se convirtieron en cincuenta en las horas punta.
Se construyó la circunvalación, y a los pocos años se tuvo que ampliar, porque se seguía creciendo a un ritmo exagerado. Hace diez años se pactó entre los ayuntamientos del Área Metropolitana y la Junta el Plan de Ordenación Territorial, que acotaba muchísimo más las zonas protegidas, y proyectaba una enorme segunda circunvalación, el cierre del anillo de la primera (pasando por debajo del monte de la Alhambra) y cuatro o cinco autopistas más desde los pueblos a la capital. Parecía que ningún alcalde se había parado a pensar que éste era un modelo urbanístico inviable, y que pronto todas esas nuevas infraestructuras se iban a saturar; o lo que es peor, que les daba igual, que la destrucción de la Vega les daba igual, porque esto era lo que daba dinero, rápido, que era lo que quería la gente, que todo el mundo, menos cuatro nostálgicos, estaba contento.
Afortunadamente, la crisis financiera ha parado todo esto. Yo creo que era evidente para todos que la burbuja explotaría antes o después, y gracias a los Lehman Brothers y sus hipotecas subprime, lo ha hecho antes. Good for us. El debate sigue ahí, sin embargo. Ahora que ya hay más gente viviendo fuera de Granada que dentro, que los atascos son horrorosos, que la vida de los pueblos se ha perdido porque en vez de tiendas hay centros comerciales, que hay unas cincuenta mil viviendas vaciás en el Área Metropolitana, todavía hay alguno que dice que para salir de la crisis lo que hay que hacer es construir más. Como chapotear en arenas movedizas, igualito.
Ahora que nadie quiere construir porque nadie quiere comprar, y que no hay dinero para hacer carreteras, ahora me parece un momento genial para plantearse un cambio (otro más) en la Vega. Y me parece que es fundamental conservarla como territorio agrícola.
Para mí merece la pena sólo por la tranquilidad que da al bajar con la bici por las mañanas a Granada, con la mezcla de fresquete y sol de invierno que da una luz clara genial, sobre todo cuando ha llovido hace unas pocas horas y sale hierbecilla de la tierra oscura, y piensas que, qué ganas de bajarte de la bici y echarte un cigarrito, pero claro, llegas tarde a clase, y te conformas con que te sigan dando el fresquete y el solete en la cara. Y luego está también lo de que sea patrimonio histórico y cultural, y que pueda dar trabajo, y mucho, y que el ecosistema sea riquísimo, y etcétera etcétera.